miércoles, 30 de septiembre de 2009

importancia de sus obras


Importancia y trascendencia de su obra

La figura de Luis Barragán ha venido cobrando una importancia muy grande en el campo de la arquitectura mexicana e internacional, a pesar del número reducido de sus obras. Ha tenido gran influencia en las nuevas generaciones de arquitectos. Sus primeros proyectos, llevados a cabo en su nativa Guadalajara, están imbuidos de las
experiencias tomadas de la arquitectura local y tienen una fuerte influencia de la tradición constructiva mediterránea. En la década de 1930 se estableció en la Ciudad de México, donde primero construyó varias obras de estilo internacional: casas y edificios para apartamentos dentro de las expresiones del espirit nouveau, construidos con gran economía de medios y un destino netamente comercial.
A partir de
1947, con su casa[11], se va afirmando un estilo arquitectónico que él mismo llamó emocional, en el que se funden sus impresiones de juventud con las de sus viajes, con las influencias de maestros y amigos como Jesús Reyes Ferreira, Mathias Goeritz, Ferdinand Bac o Frederick Kiesler, ya evidentes en sus diseños de jardines. Además de su propia residencia, cabe destacar las de las familias Gálvez[12], Egeström[13] y posteriormente la de Francisco Gilardi[14]; no menos importante es la capilla de las Capuchinas Sacramentarias[15] en Tlalpan.
Es mucho lo que se puede decir sobre este aspecto de la obra de Barragán, desde su misticismo religioso hasta su rescate de lo mexicano, pues su riqueza expresiva es enorme y dio pie a todo un nuevo estilo. Baste mencionar algunas de sus características espirituales, como la búsqueda de las raíces en lo vernáculo, la afirmación de lo emocional, la persecución de lo místico y ascético, la exaltación de la belleza y la integración con la naturaleza, que se traduce en construcciones masivas, de gruesos muros con pequeñas aberturas, materiales locales de texturas y colores atrevidos dentro de la gama del gusto popular, dosificación de la luz, empleo expresivo del agua y énfasis en las áreas jardinadas. Constituye toda una personal visión de la arquitectura, para Barragán en la
Ciudad de México solo hay tres zonas donde se hace buena arquitectura, estas son: Coyoacán[16], San Ángel[17] y Tlalpan[18]. Actualmente Barragán tiene muchos adeptos no sólo en México sino también alrededor del mundo (y demasiados imitadores), en su momento Barragán se dirije a un grupo de estudiantes así: "no vean lo que yo hice, sino vean lo que yo ví".
Otra de las vertientes de su trabajo se encuentra en el campo del urbanismo, como las entradas y plazas destruidas de
Jardines del Pedregal de San Ángel[19] y las fuentes de Las Arboledas[20], víctimas de la negligencia y el abandono. Fueron excelentes lecciones de civismo y amor a la naturaleza, en las que los espacios públicos adquirieron dimensiones generosas, y se demostró que también fuera de la seguridad del recinto personal el hombre puede optar por la belleza, y donde sólo las Torres de Satélite han podido, precariamente, sobrevivir. Ésta es una labor arquitectónica realizada tanto en los edificios como en plazas que tiene como fin último satisfacer las necesidades espirituales del ser humano.

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